Mont Saint Michel y su bahía

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Francia nos ofrece recuerdos imborrables; estampas mágicas que difícilmente pueden olvidarse. La visión en la lejanía de la misteriosa figura de la Abadía de Saint Michel, recortada contra el cielo normando es, simplemente, impactante. De esas fotografías que, por mucho que se hayan visto, jamás podrán igualar a la realidad de sentarse lejos de su bahía y admirar una construcción que parece estar en continua lucha con las fuerzas del Mal.

Sí, su leyenda parece inspirada en historias mitológicas donde los dragones malignos parecen surcar el cielo para luchar contra los defensores del bien que se apostan tras sus murallas. En una batalla así, divina, se basó la historia real de esta Abadía allá en sus comienzos, en el año 709.

Cuenta aquella misma leyenda que Satanás, convertido en dragón, atacó la costa normanda, y que fue el Arcángel San Miguel quien bajó del cielo con su espada de fuego para defender aquellas tierras en las cimas del monte Dol Bretón. En el mismo Monte Tombe (magnífico nombre para acoger semejante enfrentamiento), las fuerzas celestiales se opusieron a las del mal. Allí, en aquel monte, San Miguel derrotó finalmente a Satanás, y fue sobre aquella misma cumbre donde el Arcángel pidió, en sueños, al obispo Auberto, que construyera un oratorio en su memoria.

Aquel lugar desprende una magia mística que parece desprenderse de cada roca, quizás fruto de su intenso pasado. Allí dispusieron las tribus celtas mucho antes de aquella mítica lucha, sus altares divinos. Allí los romanos rindieron culto. Y allí los cristianos respondieron a los malignos.

No es que sea fácil llegar a Saint Michel, ni mucho menos. Sólo el coche podrá acercaros, pues los trenes llegan hasta ciudades en las cercanías, pero no hasta el mismo Mont Saint Michel. Por supuesto, tampoco cuenta con aeropuerto. Sin embargo, no es una ciudad para quedarse varios días, pues nos bastará un día para visitarla. Aún así, ni deberíamos dejar de visitar su Abadía, que se alza en la cumbre, tras incontables callejuelas que, serpenteantes, suben hasta el monte, ni deberíamos de dejar de ver el espectáculo de su bahía desde las murallas.

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Dicen que allí ni un caballo al galope podría escapar de la subida de la marea. Y es que precisamente esta marea se ha convertido en su reclamo turístico, en una seña de identidad de esta tierra, pues a determinadas horas, la marea sube y baja a una velocidad tan rápida que incluso las campanas de la Abadía avisan para evitar que ninguna persona pueda quedar atrapada.

MONT SAINT MICHEL Y SU BAHIA

  • Año de inclusión en la lista de Patrimonios: 1979
  • Localización: al noroeste del país, en el departamento de Manche
  • País: Francia

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Category: Patrimonios de Europa

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Comentarios (2)

  1. José Enguix Ferrús dice:

    Es de lo más grandioso que puedan ver los ojos humanos,parece mentira lo que en aquellos tiempos podian realizar los hombres, cuantos esfuerzos costaria el realizar los enormes pilares de la parte inferior, para despues continuar ascendiendo hasta llegar donde se ha llegado.
    Es digno de ver , es edificante, ante una obra de esta magnitud, uno se dá cuenta de lo pequeños que somos y de lo grandes que podemos llegar a ser.

  2. Javier Gómez dice:

    De acuerdo contigo, José:

    Además, estar ahí, aunque sea solo unos días, es una experiencia inolvidable.

    Saludos.

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